Otra vez merodea el fantasma del adiós anticipado…
Opinión de Isael Pérez Olivier
El reloj sigue su curso y Lorena Cuéllar Cisneros se quedó sin tiempo para imponer a un candidato o candidata del oficialismo al gobierno del estado de Tlaxcala que le garantice impunidad al concluir su sexenio. Y no lo diga en voz alta y tómelo con la reserva que amerita el caso, pero fuentes al interior de la administración estatal me aseguran, que el fantasma de la separación voluntaria al cargo de la mandataria se presentó de nueva cuenta en el despacho principal del Palacio de Gobierno. La razón, esas malditas encuestas que no dejan de arrojar porcentajes bajos en la aceptación ciudadana de los aspirantes incondicionales a su proyecto político. Bueno, cómo estarán las cosas que ni la secretaria de Turismo federal con MAISTRIA en Alta Dirección —trunca o en pausa—, la siempre polemica “Chepina”, ni el alcalde peor evaluado entre los cien más importantes del país “El Pañalón”, —sus dos alfiles— lograron despertar el interés del electorado.
Sí. Damas, caballeros y personas de los géneros no binarios, llegamos a la fecha fatídica del mes de noviembre y las fichas que colocó la mandataria estatal en el tablero político local, ni una sola se encuentra en área de competencia; es más, ni todas juntas —sumando sus porcentajes— alcanzan a la puntera de las preferencias electorales.
¡Claro!, le hablo de la dama de fina estampa y del buen vestir que como en el tradicional juego del capirucho de madera, les da dos vueltas y media y se los ensarta con facilidad, no solo a “La Chepina” o al “Pañalón” sino también al “Zonzo” de la delegación de Bienestar, al “Burrito Sabanero” del FOMTLAX y al “Humorista Mexicano” de la SEPE-USET.
Por supuesto, esos bajos porcentajes de aceptación ciudadana no solo se deben a que todos sus aspirantes participan con más ganas que posibilidades, sino al descrédito de la mandataria que los impulsa con la pesada sombra de su corrupción, sus excesos personales, sus lujos pagados con el erario, su ceguera ante la presencia del crimen organizado, su indolencia por las muertes violentas de cientos de tlaxcaltecas a manos del hampa, por los secuestros, por los feminicidios, por los levantones y obvio, por su negación sistemática sobre los pésimos resultados del gobierno que encabeza.
¡Ajá!, entonces no solo pesaron los malos perfiles de los aspirantes, sino también, ese rechazo del 92 por ciento de los ciudadanos consultados que está de acuerdo con que se le revoque el mandato a Lorena Cuéllar y ese 94.5 por ciento del total de los tlaxcaltecas encuestados por Arias Consultores, que señalaron que le perdieron la confianza a la gobernadora, y que son los mismos que le gritan un ¡No rotundo! a la continuidad de su proyecto a través de los “Chapulines” que se apoderaron y se pretenden enquistar en el poder bajo la sombra de Morena, entre ellos, los Grupos Morelos y Puebla.
Entonces, sí. Se encienden las luces rojas en el Palacio de Gobierno ante la barrida inminente que le va a dar la nativa de Santiago Cuaula, Calpulalpan, a los aspirantes lorenistas en la elección interna de Morena, —de eso ni duda cabe—. Y es que Cuéllar quiso jugarle a la estratega pulverizando el voto con su quinteto de corcholatas oxidadas, pero al final, lo único que logró fue hacerse el harakiri, pues nunca logró consolidar una figura competitiva. Aunque también existe la posibilidad de otro gran fraude contra Rivera que activaría una implosión en el partido. Un riesgo altísimo que no creo que estén dispuestos a aceptar en la cúpula nacional.
Así es que, la mandataria lo tiene claro, de ser Ana Lilia Rivera la candidata del oficialismo, jura y perjura que no será ella quien le entregue la estafeta a la engreída Senadora de la República, porque el tiro entre la que se va y la que está por llegar, ya está más que cantado —desde muchísimo antes de que la FAO le entregara el inmerecido reconocimiento a Cuéllar por el Metepantle—, y Cuéllar prefiere poner tierra de por medio, antes que agachar la cabeza ante su rival.
De qué depende la decisión. Bueno, pues de lo que le recomienden los santeros cuando le cambien la pulsera —durante las vacaciones decembrinas—; claro, luego de haber negociado su salida en la Ciudad de México. Y por supuesto, que le gustaría que fuera antes de que Morena oficialice los resultados de la tan esperada encuesta oficial para no asumir su derrota política.
Así es que, tiempo al tiempo, pero el tema ya está en la agenda privada. Eso qué ni qué…
¡Se tenía qué decir y se dijo!
Las breves de la semana…
Por cierto. Esa frase que soltó el secretario general de Gobierno Luis Antonio Ramírez Hernández, “El burro hablando de orejas”, para referirse a la mandataria tlaxcalteca, fue la analogía que mejor describe la naturaleza de la mujer más votada de toda la historia del mundo mundial. —Pruebas de ello, hay infinidad—, aunque ninguno de los suyos se había atrevido a reconocerlo públicamente. En fin…
“El Tazo Dorado”. Saúl Pérez Bravo, director de Casa de las Artesanías estuvo a nada de ser subido a la patrulla espiritual para ser remitido a un anexo de la doble A, luego de haber protagonizado el cortometraje “La Peda del año”. Espero que, tras habérsela curado, ya esté recibiendo atención VIP en la Clínica de las Emociones, porque la amplia exposición de su caso en redes sociales le va a dejar secuelas psicológicas. Ni hablar…
Por cierto, de Vocere a tapadera, ¡Ay, no ames!. Antonio Martínez Velázquez, pasó de la Chica Marvel a Santo de los Teporochos que limpia los pecados etílicos del mundo. Pues no Señore, ante las abrumadoras evidencias y con la alta responsabilidad que le exige el cargo, oficialmente se asume el madrazo y se contesta, con un: “Sí. El funcionario la cagó y ya se analizan las sanciones a las que puede hacerse acreedor”. Y punto. Sí, ya sé, nadie le iba a creer, pero sería lo más sensato y políticamente correcto.
Hasta la próxima. Y ojalá para entonces, con el apoyo de las dependencias del gobierno del estado, Marcela González Castillo, presidenta estatal de Morena ya haya alcanzado la meta de afiliación al partido. No cabe duda, a la Lady Tupperware le quedó grande el cargo…