Cuéllar no ama a Tlaxcala y la lastima con sus blindadas…
Opinión de Isael Pérez Olivier
La farsa sobre la escandalosa adquisición de las blindadas de Cuéllar no ha terminado. Apenas se había oficializado el nombramiento del nuevo vocere del gobierno del estado, cuando éste, saltó a medios para dar la versión oficial y lo hizo con el protagonismo, que, al parecer, marcará su estilo de comunicar. Con acordeón en mano, en una entrevista concedida a Edgar García Gallegos en la Bestia Política, el “experimentadísimo” portavoz gubernamental confirmó, que en efecto, se compraron diez camionetas de lujo blindadas; que fue a la empresa especializada “Epel” y no ha “Cha Cha Producciones”, —como se llegó a comentar—; que el costo total de las unidades superó los 56.2 millones de pesos, —lo que ya sabíamos—; que a pesar de haber cotizaciones muchísimo más bajas de otros proveedores, el gobierno de Tlaxcala decidió pagar el DOBLE de su valor comercial por la entrega rápida, —admitiendo así, un posible daño patrimonial a las arcas estatales—; y que la administración de Lorena Cuéllar no licitó la compra porque al tratarse de un tema de seguridad, les está permitido adjudicar directamente contratos millonarios, —lo que es contrario a lo dispuesto en la Ley de Adquisiciones, Arrendamientos y Servicios—; que la compra obedece a la renovación del parque vehicular blindado que dejaron los exgobernadores Marco Mena y Mariano González Zarur, que en total suman dieciocho. Pero, entre tanta verborrea, lo que no quiso o no pudo aclarar, es: quiénes disfrutan de la máxima protección que los recursos públicos pueden pagar en el estado más seguro del país. Acto seguido, la Oficialía Mayor de Gobierno, reservó la información para no hacerse pública por los próximos cinco años.
Sí, damas, caballeros y personas de los géneros no binarios, como lo podrán Ustedes advertir, con esos 56.2 millones de pesos que se pagaron con los impuestos de todos, se pudieron renovar por completo las dieciocho camionetas blindadas que ya existían, y sobraban algunos millones para dotar de material médico o medicamentos a algún hospital o centro de salud; en cambio, Cuéllar decidió pagar el doble para proteger a la brevedad posible, lo más preciado para Tlaxcala: su propia familia. Sí, a ellos, porque es un hecho notorio y público que las Suburban blindadas, no fueron adquiridas para las visitas de Sheinbaum, como el Diputado de Morena Vicente Morales argumentó en la máxima tribuna del estado, sino para el uso, goce y disfrute del consorte, las hijas y los nietos de la mandataria estatal. De las 18 unidades restantes nada se sabe: ¿Quiénes las usan y por qué?, ¿Qué cargo o comisión tienen en el gobierno?, es algo que también se mantiene en secreto.
¡Caray!. La opacidad en el manejo de recursos públicos de la administración Cuéllar, no puede justificarse bajo el argumento de “seguridad institucional”, cuando lo que está en juego es el derecho ciudadano a la transparencia y la rendición de cuentas, tal y como lo establece el artículo 6º de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.
Además, eludir la licitación, pagar sobreprecios y acumular vehículos blindados que superan las necesidades reales del estado —todo con cargo al erario— vulnera principios básicos de legalidad, eficiencia y honradez contenidos en el artículo 134 constitucional.
Es decir, éticamente, esta decisión exhibe un distanciamiento doloroso entre quienes gobiernan y quienes padecen la inseguridad, la pobreza y la precariedad de servicios en Tlaxcala.
Y moralmente, es inadmisible que se privilegie el blindaje físico de la familia que ostenta el poder, mientras se desatiende el reclamo social que debería proteger a cada ciudadano en salud, educación, justicia y empleo.
Tlaxcala no necesitaba más camionetas blindadas, pues ya tenía 18; a Tlaxcala, lo que le hace falta y le urge, son gobernantes transparentes y comprometidos con su gente, lo que claramente Lorena Cuéllar Cisneros, no es…
¡Se tenía qué decir y se dijo!
Las breves de la semana…
Pero ni así se le olvida a Cuéllar su perorata. Y es que, de acuerdo a información del periodista Fabián Robles Medrano en Faro Tlax, contrario al reiterado discurso triunfalista de que el estado es el más seguro de toda la República, una empresa contratada por el propio gobierno de Lorena Cuéllar Cisneros para una evaluación, desveló, que el 70% de los tlaxcaltecas considera la inseguridad el mayor problema de la entidad, además de que el 63.3% de la población se siente insegura y la cifra negra delictiva es del 92.7% “reflejando desconfianza en las autoridades”. Y es precisamente eso lo que “lastima a Tlaxcala’ y a su gente. No hay peor ciego que el que no quiere ver. En fin…
Y sigue la mata dando en Tlaxco. Esta vez no fue el desmantelamiento de los acostumbrados narcolaboratorios sino el aseguramiento de una bodega donde se almacenaban y desde donde se distribuían ilegalmente grandes cantidades de hidrocarburos. Sí, huachicol, del que supongo tampoco sabe nada su alcaldesa Diana Torrejón Rodríguez. ¡Claro!, también pienso lo mismo: cuando una autoridad no es parte de la solución, entonces forma parte del problema. Ni duda cabe…
Consulta Mitofsky, en su más reciente estudio demoscópico sobre la aprobación de 150 alcaldes del país, colocó a “El Pañalón” de Tlaxcala; a “El Patitas de Molcajete” de Apizaco; a “Doña Lencha” de Chiautempan y al “Juan Gabriel” de Amaxac, en los lugares 137, 147, 149 y 150 del ranking nacional, respectivamente. Sí, en los últimos lugares de la tabla para vergüenza de ellos y de Morena. Y uno de estos, quiere ser el heredero de La Chilindrina. Que el Creador nos agarre confesados, porque de ser así, vamos a valer Barriga señor Pistola…
Hasta la próxima… Mientras tanto disfrute Usted del regreso de La Capitana Marvel a Tlaxcala. Personaje, que en su periplo tuvo, entre otras destacadas responsabilidades, la fortuna de escribir para El Universal, para la revista Gato Pardo y hasta para The New York Times. ¡Wow!. Sí, ya sé, se vende como la última Coca-Cola en el desierto, pero para mí que es PURO Velázquez. Qué no me cree, pues tiempo al tiempo…