COSA PÚBLICA… El barco de Ana Lilia Rivera hace agua y Morena ya eligió capitán
Opinión de Albino Rubio Moreno
Hay barcos que naufragan por tormentas inesperadas, otros por errores de navegación, y hay algunos que simplemente se hunden porque su capitana dejó de tener visión.
Eso es exactamente lo que está ocurriendo con la embarcación política de Ana Lilia Rivera Rivera, que en cuestión de semanas pasó de navegar en aguas calmadas a estar haciendo agua por todos los costados.
Mientras la senadora tropieza una y otra vez, el lorenismo mantiene su oleaje firme, entre esas olas, cada vez más visibles, el que lleva con mano segura el timón del barco de Morena rumbo al 2027 es el presidente municipal de Tlaxcala, Alfonso Sánchez García.
Entonces, ¿qué queda para la senadora? Pues un salvavidas desinflado, porque ni candidatura, ni respaldo interno, ni certezas.
En los pasillos ya se comenta que, desesperada ante el inminente naufragio, podría buscar refugio en otra costa, perdón, en otro partido, pero un salto así no solo fracturaría tripulaciones, podría dejarla todavía más lejos de la orilla que busca.
A sus males se suma que, aunque lo intenta, ya ni sus fotos milimétricamente producidas le están funcionando.
El sector agrícola le cerró la puerta en la cara por su distancia y nulo respaldo en los momentos de tensión, y hoy ni el filtro más cálido ni el sombrero más artesanal pueden maquillarlo.
Su más reciente desastre fue el famoso desayuno con la prensa, donde reunió a periodistas para presumir el certificado del Metepantle que recibió en Roma, solo que, en lugar de aplausos, llegaron cuestionamientos sobre su lejanía con el campo.
Ella esquivó las preguntas, intentó ladear el timón, pero el barco ya venía ladeado, el asunto no salió como lo esperaba, más bien, terminó siendo otro golpe en la línea de flotación.
Y por si algo faltara para hundir la embarcación, llegó la estocada final. Su archienemigo político, Alfonso Sánchez García, se reunió con la mayoría de los diputados de la LXV Legislatura. Más que una reunión de trabajo, fue una demostración pública de alineamiento, un acto que dejó claro que ellos ya escogieron capitán para el 2027.
Hoy, ni intentando imitar hasta el peinado de la presidenta de la República, la senadora logra acercarse a la orilla del poder que tanto ambiciona.
Su barco se hunde, la corriente no la favorece y, aunque se aferra al último tablón, otros ya navegan con el viento a favor. La marea cambió, y su proyecto político, como se ve, ya no flota.
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