
EN LA TRIBUNA… Andanzas en la Habana de un tlaxcalteca.
Por Parménides Ortiz Cano
Hace casi tres décadas, cuando iniciaba mi primera gira internacional por América latina en Cuba, la emoción de conocer en persona al presidente y comandante de la REVOLUCION CUBANA, me invadía como a muchos de los delegados del 14 Festival Mundial de la Juventud y Estudiantes. Fue una estancia en la isla que se prolongó y alimento de múltiples muestras de solidaridad; algunas que marcaron para siempre mi espíritu y alma.
La ceremonia de inauguración del festival se llevó a cabo en un estadio local con la asistencia de lideres juveniles de todo el orbe, Fue presidida por el presidente cubano; denominado por todos como el COMANDANTE FIDEL quien pronunció un sentido discurso de bienvenida. En ese sitio se desarrolló la logística de asignación de viviendas familiares a los delegados, que se llevó a cabo en forma exageradamente organizada, nos permitió conocer a diversas familias que habían manifestado su deseo de recibir en hospedaje a algún delegado, que debería permanecer viviendo durante su estancia con la familia asignada, por el Comité Organizador del 14 Festival.
A un servidor le fue asignado una vivienda en un multifamiliar en donde fueron asignados y recibidos delegados de varios países. Todavía recuerdo claramente que me toco presenciar la llegada impresionante de un participante de medio oriente, quien arribó en dos vehículos Mercedes Benz negros y polarizados. De ellos descendieron tres personas que fungían como asistentes de un cuarto pasajero quien resultó ser un delegado. un joven de tez obscura que, al tocar la puerta del apartamento de la planta baja, fue recibido por una dama rubia , que al abrir la puerta, se sorprendió y de inmediato rechazó grotescamente a quien resulto ser heredero de un jeque, cuya piel obscura provocó que la dama supuesta anfitriona, le espetara que no lo podía recibir, ya que ella esperaba a otro delegado, pidiendo disculpas y cerrando la puerta al discriminado líder del convoy de lujo. Esa escena fue presenciada por múltiples curiosos-tanto vecinos como uno que otro delegado- que permanecíamos a la expectativa por tan espectacular arribo.
Sin inmutarse y a punto de retirarse, atendió el grito de otra vecina que le ofreció su también humilde vivienda contigua al departamento del que había sido rechazado, conduciéndolo al interior.
Jamás olvidare la escena que, al regresar por la noche de las actividades del primer día en la isla, me toco presenciar tal cuento de hadas:
Dos camionetas de carga descargaban múltiples muebles nuevos entre los que destacaban un enorme frigorífico, tres camas y un antecomedor, además de múltiples maletas de equipaje de los acompañantes del delegado árabe y cinco o seis cajas de alimentos recién comprados por sus acompañantes , mismas que metieron al apartamento donde sí fue recibido el joven delegado musulmán, quien impasible también supervisaba la introducción de todo en presencia de más de cien residentes y delegados que curiosos y sorprendidos comentaban sin ocultar su alegría por la forma en que fue transformada la vivienda de la dama que abrió su casa y corazón a quien fue discriminado por la mañana por la otra mujer de piel blanca y pelo rubio, quien sollozaba en voz alta lamentándose y pidiendo perdón a su dios, sin atreverse a acercarse más. La otra dama morena también sollozaba casi en silencio emocionada y agradeciendo, sin terminar de creer lo que ocurría durante la transformación de su vivienda por múltiples jóvenes que voluntariamente nos sumamos a la desocupación, carga y descarga del nuevo menaje que el joven de piel obscura había ordenado comprar Esa fue la primera hazaña de un joven digno y agradecido con quien lo acogió sin esperar nada a cambio.
Aunque usted querido lector, no lo crea.
Con habanos y rones Havana Club, transcurrió la primera noche en ese bullicioso multifamiliar, de donde me fue impuesto mi primer apodo internacional: EL MEXICANO.
(Continuará)…