Por Martín Ruiz
La triste y dura realidad alcanza a los recién llegados presidentes municipales de Tlaxcala, quienes a casi 20 días de haber asumido el poder ya empiezan a entender que gobernar no es fácil y que fue un error prometer de más durante las pasadas campañas electorales, porque el bono democrático con el que llegaron al parecer se les va acabar más pronto de lo que esperaban.
En campaña, los hoy alcaldes y alcaldesas nunca vieron, por su conveniencia, los desórdenes financieros y administrativos de los ayuntamientos, así como su nula o poca capacidad para generar recursos propios y emprender grandes obras o acciones en sus municipios.
Minimizaron el problema de la seguridad y el grave problema que arrastran los ayuntamientos con los laudos millonarios heredados de una administración a otra sin que haya alguien con la voluntad y capacidad para solucionar esa situación.
Una muestra de lo anterior, es el torpe y mandilón alcalde de Apizaco, el abarrotero con estudios pomposos en administración, Javier Rivera Bonilla, quien se comprometió en los primeros cuatro meses de su administración a comprar cinco nuevos camiones recolectores de basura y otras cinco unidades más durante el 2025.
También se aventó la jalada de comprometerse a dotar a la policía municipal de Apizaco de 25 nuevas patrullas, 10 motocicletas, 10 drones y mil 500 cámaras de vigilancia para reforzar la seguridad en la ciudad, lo cual esperemos que cumpla porque ahí están los videos que grabó y en los que se ofreció eso y más.
La columna completa, aquí:
Alcaldes en apuros por sus promesas – Señorio Tlaxcalteca (e-consulta.com)