La Fiscalía de la Nación… pero del mismo patrón
Historia de
La salida pactada de un fiscal incómodo
La noche en que Alejandro Gertz Manero aceptó su salida hacia una embajada en quién sabe dónde, en los pasillos de la Fiscalía General de la República no hubo sorpresa, sino resignación. Todos sabían que el fiscal había dejado de ser útil políticamente. Las presiones del Senado, las disputas internas dentro de la 4T y los escándalos que crecían como un expediente sin archivar hicieron inevitable el movimiento. Su salida fue pactada, no procesada; política, no técnica.
El ascenso de una fiscal alineada La captura institucional como método de gobierno El país real: extorsión, desapariciones y narcopolítica Crónica de un sistema que se resiste a cambiar ¿Qué tendría que hacer Godoy para evitar repetir el fracaso?
El país cierra así un ciclo marcado por la opacidad, la ausencia en casos de alto impacto y una litigación errática que dejó impunes investigaciones clave del sexenio anterior y del actual. Pero la pregunta central no es por qué se fue Gertz, sino para qué llega Ernestina Godoy. La exfiscal de la Ciudad de México arriba a la FGR por un proceso de “auscultación” que nadie se toma en serio. La terna es un requisito ritual; el desenlace estaba decidido desde que la presidenta y la mayoría legislativa consolidaron su control sobre el Poder Judicial federal y algunos poderes judiciales estatales. Godoy encarna continuidad política, no ruptura institucional. Es parte del mismo equipo que acompañó a Claudia Sheinbaum desde la capital y que ahora ocupa posiciones clave en seguridad, justicia y gobernabilidad. ¿Puede esta cercanía garantizar coordinación? Sí.
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