Por Isael Pérez Olivier.
Sin estrategia y con la torpeza que la caracteriza, la secretaria General del Sindicato Nacional de Trabajadores del Sector Salud sección 27 Blanca Águila Lima, movió sus piezas en el ajedrez político. Iracunda por los últimos acontecimientos registrados en los que perdió todo tipo de privilegios, llamó a su base a una marcha por la capital del Estado; el motivo, según ella, defender los derechos sindicales y manifestar las carencias de insumos y medicamentos; denunciar las malas condiciones en las que se encuentran los equipos médicos y las instalaciones de Hospitales y Centros de Salud; entre otras exigencias, como la salida del inútil secretario de Salud Rigoberto Zamudio Meneses y del inepto director administrativo del OPD, Gilberto Mendoza Jiménez a quien también acusa, de haber hecho tocamientos indebidos a una doctora; y de paso, la dirigente sindical, evidenció la falta de tacto e interés político del longevo secretario de Gobierno Sergio González Hernández, que presta oídos sordos a las demandas del gremio y se niega a abrir las mesas de diálogo con la representación sindical.
Pero le decía, que con sus acciones tomadas con las vísceras y no con el cerebro, la también Diputada local priista, se llevó entre las patas a cientos de tlaxcaltecas que acudieron a consulta médica en los diferentes nosocomios y que no recibieron la atención; y a otros tantos, a quienes nos afectó nuestro libre tránsito por la capital del Estado. Pero la peor parte, se la están llevando los trabajadores sindicalizados que acudieron a su convocatoria en su horario laboral, pues lo que denominaron, una falta colectiva, fundamentada y motivada en el artículo 132, fracción XVI de las Condiciones Generales de Trabajo, resultó más falso que el discurso de la propia líder sindical, cuando asegura que ella no tiene ningún interés político o económico que se interponga en las negociaciones contractuales con la parte patronal.
Esa falta de cultura jurídica de la oriunda de Zacatelco, ocasionó una cascada de actas administrativas a las que se hicieron acreedores los trabajadores faltistas, mismos que ya están siendo notificados en sus respectivos centros de trabajo, bajo el concepto de abandono del servicio en detrimento del derecho a la salud de la población tlaxcalteca. Sí, claro, porque ellos tienen el derecho a manifestarse, pero todos nosotros tenemos el derecho a recibir los servicios de salud de manera integral. Claro, son dos derechos que se contraponen, pero en el criterio legal, siempre prevalecerá el de mayor amplitud.
Y esto es así, porque el artículo 132, fracción XVI de las Condiciones Generales de Trabajo de la Secretaría de Salud a la letra dice, “Además de los derechos que consagran las leyes, los Trabajadores tendrán los siguientes: Obtener el tiempo necesario para cumplir con sus obligaciones sindicales en elecciones, consejos, congresos, reuniones y actividades deportivas, previa solicitud y acuerdo del Sindicato con la autoridad correspondiente; en el caso de asambleas y reuniones, se preverá que no se afecte la continuidad del servicio, sin menoscabo de los derechos que deriven de los estímulos que, en su caso, correspondan;” (…).
Mientras que, el artículo 134 del mismo ordenamiento legal, señala: “Queda prohibido a los Trabajadores. Fracciones, IV. Ausentarse de sus labores dentro de su jornada, sin el permiso correspondiente. VI. Suspender la ejecución de sus labores, total o parcialmente, durante la jornada de trabajo, salvo aquellos casos que prevén la Ley, estas Condiciones y los no atribuibles al Trabajador; y, VII. Fomentar o instigar al personal de la Secretaría a que desobedezca a la autoridad, a que deje de cumplir con sus obligaciones o a que cometa cualquier otro acto prohibido por la Ley y estas Condiciones;” (…).
Por lo que resulta evidente que tuvo que mediar una SOLICITUD y un ACUERDO del sindicato con la autoridad sanitaria, para garantizar sus derechos sindicales y no incurrir en las prohibiciones, lo que no ocurrió pues Blanca Águila Lima sólo le INFORMÓ a Rigoberto Zamudio Meneses, a través del oficio número: 1110/2023, “la realización de una asamblea sindical colectiva el día 08 de junio de 2023, a partir de las 07:00 horas, con la finalidad de informar temas de alto interés a la base trabajadora”. Ajá, acá aplica la máxima: la forma es fondo.
Es más, no fue una ASAMBLEA sino una MARCHA de PROTESTA. Sí, que decepción, yo también pensé lo mismo. Imaginé que la opaca lideresa por fin aclararía a su base el uso y destino de las millonarias cuotas sindicales que recibe de sus agremiados, lo que no ocurrió, y tengo la sensación de que nunca pasará.
Además, un dato curioso sobre dicho oficio girado por Blanca Águila Lima a Rigoberto Zamudio Meneses, el día 6 de junio de 2023, que fue recibido por la Dirección General de la Secretaría de Salud, el 25 de mayo de la presente anualidad; es decir, varios días antes de su elaboración se presentó ¿Cómo pudo pasar eso?; además, de que en el acuse no consta el nombre completo ni la firma de la persona que lo recibió; O sea, sin la formalidad que requiere el trámite oficial.
Y lamento mucho que sea así, porque los únicos afectados son y seguirán siendo nuestros amigos trabajadores del sector salud, que además de las actas administrativas, seguramente, resentirán el descuento correspondiente por la falta registrada, lo que se suma a la dificultad con la que realizan sus actividades todos los benditos días. Sí, ya sé. Son doblemente víctimas. Primero por el deficiente sistema y luego por el protagonismo de su líder sindical que los utiliza como carne de cañón.
Pero la crisis por la que atraviesa el sector salud no es reciente y no se entendería sin la complicidad de la mismísima Blanca Águila Lima, con los gobiernos anteriores, lo que también buscó con el actual. Recuerda Usted, como hace algunos meses motivada por los beneficios que le podría generar, denominó a Lorena Cuéllar Cisneros como “La Gobernadora de la Salud”, y hoy que perdió sus privilegios, recula y dice que se equivocó y le retira su afecto y el título otorgado con mucha algarabía.
Lo que, por cierto, le da sustento a la escalada del conflicto, que no se derivó por la falta de platillos en los festejos del día de la enfermera o de la madre y del padre trabajador -como tontamente lo creí-, sino porque le tiraron un contrato millonario con el proveedor de los uniformes, que, entre otros muchos privilegios, llegó a tener la representante sindical en otras administraciones, me aseguran fuentes de digno crédito.
Okey. Ahora entiendo por qué lucha con tanto ahínco. Como coloquialmente se dice: entró el peine y salió el piojo. Y lo hace desde la calle arropada con su base, porque al parecer la Tribuna Legislativa siempre le ha quedado grande a la Diputada local. En fin…
¡Se tenía que decir y se dijo!
Las breves de la semana…
Por cierto, me aseguran, que las cuotas sindicales de un poderoso sindicato van a parar a una cartera de inversiones, que maneja desde clínicas-hospitales ubicadas en la capital del país, hasta bienes raíces en los Estados de Veracruz y una que otra casita o departamento en la zona más exclusiva de Puebla capital. Mientras que su dirigente, trata de vivir en la justa medianía, acá en Tlaxcala, para evadir las miradas curiosas de los infames reporteros sobre sus preciados bienes…
Otro que no se aguantó las ganas de darle un pequeño mordisco a los ingresos públicos, fue el ex rector de la Universidad Politécnica de Tlaxcala Enrique Padilla, a quien presuntamente le están observando un desfalco de 50 melones. Lo que le habría costado no sólo su salida de la UPTx sino de cualquier posición en la administración estatal. ¿Será?…
Pero no es el único que anda preocupado por esos asuntos, pues la ex Diputada del PT Michaelle Brito Vázquez, está al punto del colapso nervioso, porque no logra solventar 17 kilos del presupuesto del Instituto Tlaxcalteca para la Educación de los Adultos. Ah, pero qué tal, cuando vio la oportunidad se fue grande…
El que anda animado, es el alcalde de la capital Jorge Alfredo Corichi Fragoso. Se siente seguro de ir en las boletas electorales del próximo año. No lo sé, pero para mí que se las va a pelar. Ya le están planchando su traje a la medida…
Al parecer a Julio Caporal Flores, titular del Sistema Anticorrupción del Estado, le quedó grande el cargo. Cuentan, que perdió el control de sus empleados, si es que alguna vez lo tuvo, el libidinoso Abogado que cada vez que puede se pierde en los escotes de sus compañeras de oficina…
Hasta la próxima…