Por Martín Ruiz.
La ambición y el poder suelen ser muy malos consejeros, sobre todo en el ámbito político. Hoy muchos bisoños políticos que gobiernan un municipio ya se sienten expertos y no están dudando en impulsar a un familiar cercano para que herede su cargo y así asegurar no sólo el manejo discrecional de los recursos públicos, sino el poder con el que se sienten intocables.
La tentación no es nueva y tampoco quiere decir que uno que otro tlaxcalteca haya logrado su propósito de heredar el cargo primero a la mamá y después al hermano, pero a un costo muy elevado porque hoy el jefe de ese clan familiar se encuentra acorralado y con un gran temor, pues sabe que de seguir creciendo políticamente seguramente enfrentará algunos expedientes abiertos por presuntos malos manejos financieros de ese ayuntamiento, mismos que quizá lo pondrían en un riesgo que por lo que se observa no está dispuesto a correr.
En la actualidad hay varios presidentes municipales que están dispuestos a dejar en el cargo a un familiar cercano, para lo cual están intentando, en una primera instancia, alcanzar la nominación por Morena, pero en caso de que eso se complique están recurriendo al PT, partido que en su afán de sumar votos está ofreciendo al mejor postor las candidaturas a alcaldes y diputados locales.
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