Por Martín Ruiz.
El secretario de Seguridad Ciudadana, Alberto Martín Perea Marrufo, no convenció a nadie. Vaya ni a su tropa. Su estrategia de echar la culpa de la inseguridad que prevalece en Tlaxcala a la gobernadora Lorena Cuéllar Cisneros por no lograr, según él, la permanencia ni la continuidad de un secretario de Seguridad resultó un golpe bajo que después intentó corregir ese mediocre capitán de la Marina que, al no conectar su lengua con el cerebro, no tuvo otra emprenderla con su antecesor, Ramón Celaya Gamboa, lo que fue visto como un acto de cobardía, porque es muy fácil hacer señalamientos cuando se sabe que nadie le va a contestar y debatir.
Perea Marrufo que se presentó ante los legisladores y legisladoras como la solución al problema de la seguridad y la inestabilidad en esa dependencia que ha tenido cuatro titulares (Alfredo Álvarez Valenzuela, Raúl Ruiz García, Ramón Celaya Gamboa y él) y tres encargados de despacho, resultó todo un bribón que no pudo contestar adecuadamente las preguntas, ya que es obvio que se dedicó a evadir responsabilidades y negar lo que es innegable.
Su cantaleta de que Tlaxcala es de los estados más seguros del país ya aburre. La realidad es otra y esa no se puede ocultar con cifras alegres. Dirá misa, pero los crímenes violentos van en aumento.
La columna completa, aquí:
Perea Marrufo, más de lo mismo – Señorio Tlaxcalteca (e-consulta.com)