
Señorío Tlaxcalteca… Un despido y un rumor que se confirma
Opinión de Martín Ruiz
Por fin en San Pablo Apetatitlán se decidió por un alto a los abusos y a la pululante corrupción que prevalecía en una de las áreas del ayuntamiento que dice gobernar Azaín Ávalos Marbán, cuando en realidad el poder lo ejerce su esposa Paola Flores Parra. Ayer fue despedida la jueza municipal Verónica Hernández Pérez.
Durante la mañana del lunes se confirmó el despido de esa funcionaria que controló por varios años el cobro de multas y de otros servicios propios del juzgado municipal, mismos que implicaban jugosas ganancias para ella y los alcaldes en funciones.
El reinado de Verónica Hernández comenzó en la administración pasada que encabezó el hoy líder estatal del PAN, Ángelo Gutiérrez Hernández, quienes habrían convertido el Juzgado Municipal de Apetatitlán en un gran negocio, tanto que a la jueza le sobraba dinero para invertir en el proyecto político de Azaín Ávalos que en los comicios del año pasado contendió por la alcaldía con el respaldo del partido de la familia Ortiz conocido como el PAC.
Las multas que se cobraban a los automovilistas o dueños de motocicletas eran exageradas y lo mínimo que aceptaban eran 3 mil 500 pesos por cada infracción. Por lo que correspondía a las constancias de posesión, éstas también representaban costos importantes para los interesados en obtener ese documento.
Lo que se sabe es que Verónica Hernández tuvo diferencias con Azaín Ávalos por el supuesto reparto de las ganancias generadas por su oficina. Adicionalmente a ese pleito se sumó el rechazo que los presidentes de comunidad de San Matías Tepetomatitlán y de Belén Atzitzimititlan, Roberto León Muñoz y Estanislao Xolocotzi Ramos, respectivamente, sostenían con la jueza que siempre los despreció.
La sociedad terminó ayer lunes cuando la ex jueza empezó el proceso de entrega recepción. Ahora sólo falta adivinar qué tiempo pasará para que Hernández Pérez suelte la lengua y trasciendan los negocios que el alcalde y sus familiares hacen al amparo del poder y de la presidencia municipal de San Pablo Apetatitlán.
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