Que la del Poder Judicial sea discutida con las barras de abogados, facultades de Derecho, trabajadores del sector y los propios ministros, magistrados y jueces es la mejor noticia que pudo dar ayer Claudia Sheinbaum. Y lo es en particular porque, con excepción de sus coordinadores, las mayorías oficialistas aprueban lo que sea sin conocer las iniciativas presidenciales ni debatir las propuestas con la oposición, los interesados, implicados o afectados.
La idea de AMLO parte de una convicción errada: que habrá “justicia para el pueblo” cuando los juzgadores sean electos “por el pueblo”. Para defender su propuesta se apoya en la “democracia original” estadunidense ilustrando con un ejemplo menor:
“Hay un libro que se llama, y lo recomiendo, La democracia en América, de Alexis de Tocqueville, que habla de cómo se fundó Estados Unidos, y cómo fueron creando sus poderes a partir de la democracia. Todavía hay lugares en Estados Unidos en donde, si se va a podar un árbol en un parque, los vecinos se reúnen y tienen que consultar, se vota, y eso viene desde la fundación de Estados Unidos…”.
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