Por Edgar García Gallegos
El Tribunal Electoral de Tlaxcala (TET) parece estar en su peor momento. Las recientes decisiones de sus magistrados han puesto en entredicho no solo su imparcialidad, sino también su capacidad para actuar como una autoridad electoral confiable. Los reveses que ha sufrido ante el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) no son meros errores, sino síntomas de un problema más profundo: un tribunal que ha perdido el rumbo y cuya credibilidad parece está en ruinas.
Las recientes decisiones de sus magistrados, especialmente en los casos de Huamantla, Xiloxoxtla y el distrito 15, han suscitado dudas profundas sobre su imparcialidad y capacidad para manejar situaciones electorales complejas.
Insisto, no hay nada personal con la morenista y ex titular de la Junta de Coordinación y Concertación Política del Congreso del Estado, pues está en su derecho de impugnar y buscar las vías para llegar otra vez al Poder Legislativo, sino lo que ha llamado la atención es el actuar del TET y sus miembros.
El caso del distrito 15 es emblemático. El TET, en una maniobra que solo puede interpretarse como un intento burdo de favorecer intereses políticos, anuló el triunfo en las urnas de la diputada de Morena, María Ana Bertha Mastranzo Corona, y le ordenó al Instituto Tlaxcalteca de Elecciones (ITE), modificar la lista de representación proporcional y con ello permitir la llegada de Marcela González Castillo, operadora política de la gobernadora Lorena Cuéllar.
La jugada, sin embargo, fue desechada por el TEPJF, que no solo revocó la decisión, sino que evidenció la arbitrariedad y falta de rigor con la que los magistrados locales manejaron el caso. Las palabras de los magistrados federales fueron contundentes, acusando al TET de actuar con dolo y manipular los resultados electorales a conveniencia. Esta no es solo una derrota judicial, es una amonestación pública que debería hacer sonar todas las alarmas sobre la credibilidad del Tribunal, pero estos se quedaron callados y ni siquiera tuvieron la verguenza de dar una explicación y solo se limitaron a esconder la cara.
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