Por Edgar García Gallegos
Nada que festejar.
En un evento que debería haber sido una celebración por el Día del Periodista, la realidad mostró un rostro mucho más sombrío en Tlaxcala. Mientras el Poder Ejecutivo Local se limitaba a escuchar los discursos decorativos de la gobernadora y su vocero, el Congreso del Estado fue el verdadero escenario donde los periodistas, a través de sus organizaciones, expresaron su indignación y reprocharon la falta de compromiso de los diputados locales.
En un contexto donde la libertad de expresión y la protección de quienes la ejercen deberían ser pilares fundamentales de una sociedad democrática, resulta alarmante la incapacidad de la Legislatura local de Tlaxcala para aprobar la Ley para la Protección de Personas Defensoras de Derechos Humanos y Periodistas. Este retraso legislativo no solo pone en riesgo la integridad de los comunicadores, sino que también revela una preocupante indiferencia hacia uno de los derechos más esenciales de nuestra democracia.
Las organizaciones de la Unión de Periodistas del Estado de Tlaxcala (UPET), del Consejo de Medios y de la Confederación de Periodistas, coincidieron en que no hay nada que festejar en la entidad, sobre todo cuando existe la incapacidad de la Legislatura para avanzar en una ley que fue discutida en numerosas reuniones con defensores de derechos humanos y diputados. Siete veces se reunieron en el Salón Blanco del Congreso del Estado, y aun así, la propuesta se estancó.
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