Por Topltzin H. Xochitiotzin Ortega.
– Solo me tallé los ojos, respiré hondo, me sujeté del andamio, me senté en el banco y guarde la calma – Fue una de las muchas charlas que de pequeño escuché entre Don Desiderio y su mujer Lilia O. Lira. De alguna manera vivir leyendo sobre historia, te transporta aunque no te lo propongas a comulgar con el pasado, no es por autosugestión, esa lectura es un ente que te arrebata del presente, te hace vivir en otra época y ya no eres ni de este mundo. Le dijo a Mamá – fue de las primeras tareas del mural, ahí por el año de 1957, era invierno, con mucho frío, recién había cortado la parte del muro donde estaba la mezcla que ya no se había pintado, de repente escuché nada, un silencio como de vacío, volteo hacia abajo y vi una neblina que había invadido el lugar, entre la neblina vi a 14 personajes, ataviados como en el siglo XIV, periodo postclásico de acuerdo a la datación histórico antropológica, dos de ellos pintados de rayas blancas en todo el cuerpo, arcos y flechas en la espalda, con uñas largas y negras como sacerdotes de Camaxtli, señalaban el muro donde estaba pintando y también señalaban a mí, los que acompañaban escuchaban atentamente, hablaban en Náhuatl… Cierto miedo me inundó, no sabía lo que estaba pasando, me tallé los ojos y ahí seguían, me sostuve del andamio, mi corazón palpitaba rápido, me senté en el banco a serenarme, nunca entendí que fue aquella aparación…
Fragmento de la aparición en el Palacio de Gobierno de Tlaxcala, 1957, las primeras tareas del mural.
Desiderio Hernández Xochitiotzin, a 17 años de tu partida. In Memoriam.
Tlaxcala, Tlax., 14 septiembre 2024.
Foto: Trazo del mural en los manantiales de agua mineral en Tehuacán, Puebla. Cuahutlatohuac H. Xochitiotzin.