Decir que en política ya vimos todo, es algo muy lejano a la verdad.
El espectáculo detestable que ofrecieron los actores políticos en la Cámara de senadores, en el afán de completar la mayoría calificada, es un ejemplo.
La aplanadora que se consolidó el 2 de junio en el sistema de partidos, Morena y aliados, quedó a un senador para alcanzar la mayoría calificada. La votación para la Reforma Judicial quedó marcada como la votación más cerrada de los últimos tiempos.
La oposición tenía el voto para evitar que se aprobara la Reforma al Poder Judicial. Los 43 senadores de PAN, PRI y MC buscaron la cohesión, pero no se logró. La fracción panista llamó al senador veracruzano Miguel Ángel Yunes Márquez a cumplir con su compromiso público. La presencia de padre e hijo escandalizó la sesión. Con la decisión de votar a favor, la iniciativa presidencial estaba consumada.
Pero la ausencia del senador campechano, detenido en su Estado, dio un motivo más para cerrar filas en la oposición.
La toma de tribuna y la irrupción de manifestantes confirmaron al presidente de la Mesa Directiva que no es lo mismo ser borracho que cantinero.
Las mayorías calificadas se pueden alcanzar sin problema. Las mañas que se cuestionaron, ahora se aplicaron.
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