Por Edgar García Gallegos
Recientemente, la gobernadora de Tlaxcala, Lorena Cuéllar, ha generado una intensa polémica al reaccionar de manera airada a la cobertura mediática de un violento enfrentamiento entre delincuentes y un militar, capturado en video y ampliamente difundido. Sus declaraciones, en las que desestimó la importancia de los hechos y calificó a los medios de comunicación de «amarillistas», han sido interpretadas por muchos como una señal de desconexión con la realidad del estado.
«No lean los medios informativos, malintencionados, que lo único que quieren es meter miedo, fueron las palabras textuales de Cuéllar, que provocaron una rápida respuesta no solo en los medios locales sino también en la prensa nacional.
La reacción de la activista social Eréndira Jiménez Montiel no se hizo esperar, resaltando irónicamente la seguridad en Tlaxcala y contrastándola con la percepción de la población. «Qué alivio vivir en el estado más seguro del país. Mientras en otros lugares las alarmas suenan por todos lados, en Tlaxcala podemos dormir con las puertas abiertas… no lean los medios informativos, malintencionados, que lo único que quieren es «meter miedo» ¡Fuchi! (Ironía), expresó, al tiempo que compartió la cápsula critica de Ciro Gómez Leyva.
La respuesta de la gobernadora, lejos de apaciguar la situación, ha avivado el debate sobre la seguridad en Tlaxcala. Personalidades influyentes en los medios, como Ciro Gómez Leyva, se han sumado al análisis de las declaraciones, cuestionando la veracidad y la desconexión de Cuéllar con la realidad que viven los tlaxcaltecas. La cobertura mediática no se ha limitado a informar sobre el incidente, sino que ha puesto bajo escrutinio la capacidad del gobierno estatal para manejar la seguridad y la comunicación en situaciones de crisis.
La columna completa, aquí: