Opinión de Columna Invitada
Si nuestros ojos no nos fallan o si no estamos teniendo una pesadilla, una parte del Poder Legislativo, con una mayoría artificial, tiene la pretensión de vulnerar una de las acciones fundamentales de todo Poder Judicial en una República bien ordenada. A saber: la revisión de la constitucionalidad de leyes, que incluyen, por supuesto, reformas a la Constitución.
Con menos del 40 por ciento de votación del electorado, las fuerzas obradoristas pretenden arrogarse la representación del total de la ciudadanía.
En un frenesí reformador -como si la Constitución fuera un documento que se puede cambiar a capricho- anda circulando un proyecto de decreto de reforma para que no se puedan revisar, bajo ninguna circunstancia, reformas a la Constitución. Si este decreto se pone en marcha, se clausurarían derechos fundamentales de los mexicanos como el recurso de amparo con efectos generales, las controversias constitucionales, las acciones de inconstitucionalidad e incluso, el control de convencionalidad.
Con voces estentóreas, dignas de mejor causa, los tribunos de Morena y partidos anexos, han utilizado la palestra legislativa para decirnos claramente que ellos no creen en un sistema republicano con división de poderes.
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